Gastronomía

De entre todos los usos que se le dan al Aceite de Oliva, el uso culinario es el más extendido, apreciado y el que más adecuado para disfrutar de los beneficios que aporta a nuestra salud.

El aceite de oliva es un producto arraigado a nuestra cultura alimentaria desde hace miles de años. Fueron los fenicios quienes lo dieron a conocer a los moradores de la Península ibérica en el Siglo XI a.C. Durante la época romana, el consumo de aceite de oliva se extendió rápidamente, siendo la provincia Bética, la actual Andalucía, la principal zona productora de todo el imperio.

El Aceite de Oliva Virgen es el único que se consume tal y como se “exprime” del fruto. El proceso de fabricación es simple y no altera las propiedades del “zumo” obtenido. El resto de Aceites Vegetales provienen de semillas en su mayor parte y en su elaboración intervienen procesos químicos que hacen de estos aceites un producto menos natural frente al Aceite de Oliva Virgen.

El Aceite de Oliva desde el punto de vista nutricional es una grasa de origen vegetal que aporta unas 9 calorías por gramo de aceite consumido. Por lo tanto no se recomienda un uso desenfrenado de Aceite de Oliva de la misma manera que no debe abusarse de ninguna otra grasa en la alimentación

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